Con este tipo de química uno jugaba con fuego, en el sentido literal y metafórico. Se desataban inmensas energías, fuerzas plutónicas, y yo tenía la emocionante, aunque precaria, sensación de controlarlas, a veces por los pelos.
Al pensar en todos los hediondos compuestos de azufre y el atroz hedor del selenio y el telurio, decidí que esos tres elementos formaban una categoría olfativa además de química, y a partir de entonces, al pensar en ellos, los llamaba los “apestógenos”.Para el debate:
- La química es un área del conocimiento esencial por la enorme variedad de principios que entran en su ámbito, ¿se le otorga esa relevancia en los planes de estudio?, ¿somos conscientes, como sociedad, de esa importancia?
- Relacionado con la anterior cuestión, ¿por qué la química se asocia habitualmente con algo “malo”, algo contrario a lo natural? En mi opinión los medios de comunicación han jugado y juegan un papel nefasto en este sentido, así que la divulgación es más importante que nunca, ¿estás de acuerdo?
- Hace mucho tiempo se pusieron de moda los juegos para experimentar como el Quimicefa. Sacks se queja que en la actualidad no podría acceder a gran parte de los elementos químicos que empleaba en sus experimentos ya que son sustancias peligrosas. ¿Es posible realizar experimentos que atraigan la atención de los jóvenes (que sean vistosos y claros) y que puedan hacerse sin peligro?
- Al leer este capítulo me he acordado de muchos de los tertulianos que enfatizan la necesidad de enseñar ciencia de forma recreativa. En los países anglosajones los estudiantes tienen determinadas horas destinadas a laboratorio para realizar experimentos (no sólo de química, sino también de física y biología). ¿Opinas que la ciencia debería enseñarse de forma más visual y práctica?, ¿sucede así en la práctica?, ¿es tan costoso mantener instalaciones de este tipo en los colegios?, ¿los profesores están preparados para realizar esta tarea?